Lo de ir bronceado no es una cuestión de tendencia, sino que se identifica ya con los cánones de belleza actuales. Mujeres y hombres, por lo tanto, intentan cada verano conseguir dorarse, y la práctica va más allá del estío. Muchos quieren llegar bronceados a otros eventos importantes del año, como la Semana Santa o la Feria.
Pero, ¿qué sabemos realmente acerca de la práctica de tomar el sol? Hoy tratamos de desmontar algunos mitos.
-No me broncearé si me pongo protección alta
Es falso y contraproducente para la salud de la piel. Es más, las protecciones altas consiguen que el bronceado dure más, así que se recomienda, como mínimo, usar el SPF 30.
Lo ideal es que se apliquen cada media hora o 45 minutos. Una pista la dan los factores de protección, que se multiplican por el tiempo de exposición. Por ejemplo, si se usa el factor 20 habrá que renovarlo cada 20 minutos.
-Si llevo autobronceandor, no tengo que aplicar protección
Falso. Lo que se hace con el autobronceado (como las cremas) es colorear la piel. Sin protección solar, esta estará expuesta.
-Cuanto más tiempo pase al sol, más me broncearé
Tampoco es cierto. Las personas tienen un límite de producción de melanina, lo que tiene que ver con el fototipo. De hecho, una vez se sobrepasa tal límite las defensas se agotan, y puede resultar peligroso.
Cómo conseguir un buen bronceado
Por bueno queremos decir sano, no poner en riesgo la salud por una cuestión solo de estética. El Instituto Médico Láser hace llegar claves para conseguir un bronceado bonito y seguro.
Hay que evitar las horas centrales del día por la mayor verticalidad del sol, extremar la precaución en determinadas zonas geográficas, exponerse en tramos cortos las primeras veces e ir aumentando progresivamente, evitar sustancias fotosensibilizantes (como los antibióticos o los psicotrópicos), protegerse con sombrillas y sombreros, hidratarse bien por dentro y por fuera y cuidar la alimentación. Los vegetales frescos son buenos antioxidantes, e ideales para combinar en ensaladas durante el verano.